martes, 28 de agosto de 2012

Él era el único capaz de hacerle perder los papeles y volverla totalmente loca. Dos palabras y un par de besos en el cuello eran suficientes para que ella perdiera la razón y le entregara cada milímetro de su cuerpo. Droga lo llaman. Y ella lo sabía. Sabía que cambiaría cualquier cosa por ver como la luz de la mañana entraba por la ventana de su habitación y le iba iluminando poquito a poco, esa cara de niño pequeño que se le ponía al dormir.
Llevaba dos magdalenas envueltas en papel, y un par de velas en una bolsita. Sorpresa. Llevaban tres meses viéndose, y ella seis enamorada de él. Se había inventado una historia absurda para que el no se burlara de ella por ser tan cursi. Subió las escaleras y abrió la puerta del piso. Dejo las zapatillas en la entrada y se deslizó por el suelo hasta la habitación del fondo. Giró el picaporte. La sangre se le detuvo y el corazón le dejó de latir. Él también se había preparado para la ocasión llenando toda su habitación de velas, lastima que no fueran para ella. Giro la cabeza, recogió sus zapatillas y salió de allí. 
:) :( ;) :P :D :/ :x :* :O :S :| B) :w :a :)) :(( O:) 7:) 7:P X( (:| =)) I-) 2:P =DD X_X :!! :q ^_^ :ar!

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